Inicio » 2019 » Volumen 14 - Número 1 » Epilepsia y depresión
Juan José Poza
Servicio de Neurología Hospital Universitario Donostia, San Sebastián, España
*Correspondencia: Juan José Poza, Email no disponible
Epilepsia y depresión con frecuencia aparecen asociadas. La relación entre ambas parece ser biunívoca, pues la epilepsia predispone a sufrir depresión y no es raro que los pacientes con depresión desarrollen una epilepsia poco tiempo después de comenzar con los trastornos de ánimo. La causa de esta relación es múltiple. Por un lado, hay factores neurobiológicos que pueden ocasionar ambos trastornos. Así, algunas estructuras encefálicas, entre las que destacan el hipocampo, la amígdala, la región orbitofrontal y el cerebelo, están implicadas en el control de las emociones, y su disfunción, a menudo, provoca epilepsia. Además, el disbalance de varios neurotransmisores, especialmente serotonina, glutamato y GABA, está implicado en ambos trastornos. Finalmente, el eje hipotálamo-hipófisisadrenal también se ve alterado en ambos procesos. Por otro lado, los pacientes con epilepsia sufren un estigma que bien puede inducir trastornos depresivos. Los fármacos antiepilépticos tienen también un perfil psicotrópico, variable de unos a otros, que puede inducir o agravar la depresión. Detectar precozmente la depresión en pacientes con epilepsia es importante, pues condiciona su calidad de vida y puede repercutir negativamente en el control de la epilepsia al disminuir la adherencia a fármacos y aumentar la sensibilidad de efectos secundarios. Además, es un factor a tener en cuenta a la hora de elegir el fármaco antiepiléptico más adecuado para no agravar un trastorno del ánimo subyacente. En caso de que se presente, la depresión debe ser tratada de forma paralela a la epilepsia. La prevención que recoge la literatura sobre los riesgos de acentuar las crisis por el uso de fármacos antidepresivos se ha demostrado infundada.
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