Ya no quedan polímatas. Lo fueron Leonardo, Miguel Ángel, Copérnico, Galileo, Descartes, Newton, Hildegarda y Darwin; Arnau de Vilanova, Ramon Llull y Miguel Servet; Florence Nightingale, Ada Lovelace y Hedy Lamarr; Torres Quevedo, Joaquín Costa y Cajal, Santiago Ramón y Cajal. Y muchos otros antes, muy pocos después y prácticamente nadie ahora. Ya no quedan polímatas, a lo sumo diletantes. ¿Por qué?
La Real Academia define polímata como aquella persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas. No estamos de acuerdo. La polimatía vera es la clásica, la renacentista: materias científicas y humanísticas. Si el lector comulga con el editorialista, Cajal, el protagonista de este editorial, se lleva la palma. El dominio que tuvo en un sinnúmero de materias, de talentos, de aquellos ingenios de los que hablaba Juan Huarte de San Juan, es asombroso. No ha habido nada parecido en la historia.
En efecto, ya no quedan polímatas, a lo sumo diletantes. Tal afirmación puede explicarse desde muchos frentes. Por motivos de espacio y para dar cabida a la extensa tabla que acompaña a este editorial, seremos particularmente directos. En tiempos de Cajal es cierto que existían menos conocimientos y prácticamente todo estaba por descubrir –por ejemplo, la neurona–, pero hacer una carrera o formarse en otros ámbitos no era tarea fácil, incluso para cabezas tan prodigiosas como la de don Santiago. Las asignaturas eran farragosos compendios teóricos más voluminosos que lo que actualmente se estudia en las facultades de Medicina, de un tiempo a esta aparte el PowerPoint del profesor de turno y los manuales de las academias MIR. Esto exigía silencio, tiempo, atención y un sólido aprendizaje. La información no estaba delegada en internet y sus buscadores, se compartía en tertulias de café, y el pensamiento estaba muy lejos de confiarse a la inteligencia artificial generativa, pronto multimodal y omnimodal desde el lanzamiento de GPT-4o el 13 de mayo de 2024.
Ahora es muy diferente. Además de dominar el oficio, se exige una formación transversal, soft skills cada vez más peregrinas, saber casi nada de casi todo, una subespecialización con riesgo de olvidar la neurología y por ende la Medicina, idiomas, etc. Así, quienes tenemos natural curiosidad y no menos inquietudes lo tenemos francamente difícil. Numerosas las distracciones, fragmentada la atención, menguada la memoria, quebrantada la comprensión, parco el razonamiento, malogrado el aprendizaje, triviales los logros. Ante tanta información, frente a un conocimiento cada vez más disperso y atomizado, solo queda el diletantismo. Es más, cabe afirmar que Cajal fue el «último polímata», y dado el número de facetas que dominó y otras tantas por las que se interesó, ejemplifica dicha transición.
Ya no quedan polímatas, solo Cajal, el epítome de todos ellos, de todas ellas. El 1 de mayo de 2024 tuve la inmensa fortuna –cambio a primera persona– de hablar de Cajal y su polimatía ante los habitantes de Petilla de Aragón y Gallipienzo, mi pueblo. Ambas localidades están relacionadas por un acontecimiento histórico sucedido a caballo entre los siglos XII y XIII que motivó el encuentro. La conferencia se impartió en su casa natal, el día de su nacimiento y aniversario. ¿Se puede tener más suerte? Nunca tuve mejor audiencia. Tras 90 minutos de exposición, el turno de preguntas se alargó otros 30: que cómo eran las relaciones con su padre o con su esposa Silveria, los reconocimientos que tuvo en España después de su fallecimiento, por qué era patriota y antinacionalista, y un largo etcétera de cuestiones de alta enjundia que jamás he escuchado en ambientes neurológicos o académicos. Paisanos de Petilla y Gallipienzo, ojo.
El encuentro tuvo repercusión y el 5 de mayo se publicó una doble página en Diario de Navarra: «Ramón y Cajal, el genio polivalente»1. La pieza periodística incluyó un listado de 30 talentos cajalianos, mezcla de su polimatía, diletantismo, aficiones, manías, cargos, logros y otros méritos. Se muestra en la tabla 1. Su vida y obra dan para otros 30. El caso de Cajal es particularmente notorio. No hay materia que dominase, manía como el decía o afición secundaria que no estuviera perfectamente engranada la una con la otra y sirviera a la consecución de sus fines científicos y humanísticos. Todo en él tuvo sentido. Todo, sin excepción. El polímata perfecto, el «último polímata».
TABLA 1. Los 30 talentos de Santiago Ramón y Cajal1
| 1. | Genio precoz. A los 6 años lee y escribe con soltura y atiende la correspondencia de su padre en su ausencia. A los 12 escribe su ensayo Estrategia lapidaria sobre el uso de la honda y cómo zafarse de las pedradas de sus adversarios. |
| 2. | Naturalista. Desde la infancia siente pasión por la naturaleza, especialmente por los animales y sobre todo por los pájaros, hasta el punto de crear un censo de los nidos que encontraba según localización y especies. |
| 3. | Bioeticista. Su respeto por los animales, iniciado en la infancia, se extiende a lo largo de toda su vida. Procura los máximos cuidados a sus animales de experimentación y el menor sufrimiento posible cuando deben ser sacrificados. |
| 4. | Dibujante. Muestra pronto grandes aptitudes para el dibujo y la pintura. Obtiene los colores raspando pinturas de las paredes. Su pasión es el dibujo, pero su padre, don Justo, consigue reconducir su talento hacia la Medicina. Sin embargo, su pericia con el dibujo es clave para, más adelante, mostrar y demostrar lo que vería en el microscopio. |
| 5. | Gimnasta. Practica la calistenia y el levantamiento de pesas. Su circunferencia torácica llega a medir 112 cm. Es una muestra de la tenacidad, voluntad y competitividad que le serán necesarias a lo largo de su vida. |
| 6. | Ajedrecista. Se aficiona al ajedrez y juega a gran nivel. Nuevamente, tenacidad, voluntad y competitividad que a la postre le serán de gran ayuda. |
| 7. | Químico. Adquiere conocimientos de química que le permiten mejorar la técnica de tinción de Camilo Golgi (reazione nera), fijar mejor las preparaciones del friable tejido cerebral e incluso aplicar estos conocimientos a la fotografía. |
| 8. | Fotógrafo. Cajal se apasiona por la fotografía de adolescente. Analiza las placas fotográficas al microscopio y fabrica sus propias placas. Pionero del primer microfilm, consigue reducir su autorretrato en placas de 1,5 mm. En 1912 publica el libro Fotografía de los colores. Bases científicas y reglas prácticas. |
| 9. | Inventor. Con 11 años fabrica un cañón de madera con el que vuela la puerta de un vecino. Edison inventa el fonógrafo (basado en un cilindro de cera sólida) en 1877. Cajal hace otra propuesta para grabar y reproducir sonidos, el microfonógrafo, en forma de disco que gira sobre sí mismo. ¿Le suena al lector? |
| 10. | Médico. Cursa la carrera de Medicina en Zaragoza y se licencia en 1873, con 21 años. |
| 11. | Militar. Durante el servicio militar obligatorio se convocan oposiciones para el cuerpo de Sanidad Militar, donde ingresa. En 1874 es destinado a Cuba. Enferma gravemente de paludismo y disentería, es licenciado y regresa a España en 1875. |
| 12. | Catedrático. En 1877 defiende su tesis doctoral y se interesa por la microscopia óptica. En 1880 publica sus primeros artículos científicos. En 1884, con 31 años, toma posesión de la Cátedra de Anatomía General y Descriptiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia. Más adelante será catedrático en Barcelona y Madrid. |
| 13. | Microbiólogo. Estando en Valencia, se desata una epidemia de cólera. Orienta su genio hacia la microbiología, aún incipiente. Recomienda hervir el agua potable y no ingerir bebida o alimento que previamente no se hubiera cocido. |
| 14. | Epidemiólogo. La epidemia de cólera se extiende por España y la Diputación de Zaragoza encarga a Cajal un informe sobre la enfermedad y su prevención. |
| 15. | Vacunólogo. En dicho informe, Cajal sugiere una vacuna mediante la atenuación del germen. Las actuales vacunas orales se fabrican con cepas inactivadas, tal como ideó Cajal. |
| 16. | Histólogo. Orienta su labor científica al estudio microscópico del sistema nervioso y su función. Emprende una laboriosa neuroanatomía comparada en animales invertebrados y vertebrados; es clave la ayuda de su hermano Pedro, médico e histólogo, cuya vida y méritos merecen capítulo aparte. |
| 17. | Neurocientífico. Es el padre de la neurociencia moderna. En 1888 publica el trabajo que contiene la frase: «diríase que cada elemento es un cantón fisiológico absolutamente autónomo». Se refiere a lo que luego se denominará neurona, la unidad funcional del sistema nervioso. En 1906 recibe el Premio Nobel en Fisiología o Medicina, que comparte con Camilo Golgi. |
| 18. | Investigador. Dedica toda su vida a investigar y crear escuela. Todo lo que descubre o intuye es asombroso y el tiempo lo confirma. Diríase que Cajal, en algún momento y de algún modo, estuvo en el futuro. |
| 19. | Espiritista escéptico. Presta atención a la parapsicología desde la desconfianza y el empirismo, es decir, mediante la demostración o refutación aplicando el método científico. Organiza sesiones en su casa donde desfilan todo tipo de personajes, que desenmascara o diagnostica. |
| 20. | Hipnotizador. Entiende la hipnosis como un fenómeno real que pone en práctica, hasta el punto de hipnotizar a su esposa, Silveria, en el parto de sus dos últimos hijos. |
| 21. | Editor. Debido a la lentitud del proceso editorial de las revistas científicas de la época, en 1888 crea la Revista trimestral de histología normal y patológica, que financia de su bolsillo. Es donde publica su primer trabajo clave (vide supra) y envía copias a los principales investigadores europeos, propiciando que numerosas figuras científicas aprendan castellano para poder leer sus publicaciones. |
| 22. | Escritor. Además de su vasta producción científica, frecuenta el género epistolar y publica sus memorias, alguna novela, ensayos e incluso se adentra en lo que denomina «narraciones pseudocientíficas», relatos de ciencia ficción que reúne en 1905 en Cuentos de vacaciones. En 1973, una nieta de Cajal da a conocer una obra inédita, La vida en el año 6000, donde Cajal ya habla de la telemedicina, la edición genética o la clonación. |
| 23. | Pensador. Un ejemplo entre miles: «[…] hasta la más excelsa inteligencia puede, en ocasiones, convertirse por ministerio de hábiles sugestionadores, conscientes o inconscientes (oradores, políticos, guerreros, apóstoles, etc.), en humilde y pasivo instrumento de delirios, ambiciones o codicias». Más actual, imposible. |
| 24. | Tertuliano. Llega a Madrid en 1892 y pronto comienza a acudir diariamente al café Suizo, en la calle Alcalá, donde departe una hora al día con médicos, políticos, escritores, etc. Recoge esta experiencia de lustros en su libro Charlas de café: pensamientos, anécdotas y confidencias. |
| 25. | Senador. En 1906 rechaza el cargo de ministro de Instrucción Pública. En 1908 es nombrado Senador por la Universidad de Madrid y en 1910 Senador vitalicio, cargo que acepta por no conllevar asignación económica. |
| 26. | Maestro. En una España donde la ciencia prácticamente no existe, Cajal solo dispone en sus inicios de un microscopio y un pequeño laboratorio en su domicilio. Con el tiempo, crea una escuela de discípulos que perpetúan su labor y todos brillan con luz propia. Algunos serán nominados varias veces al Premio Nobel, como Pío del Río-Hortega y Rafael Lorente de Nó. Su último discípulo directo, Fernando de Castro, fue injustamente privado de dicho premio. |
| 27. | Mentor. Cajal obra el milagro y Madrid se convierte en el epicentro mundial de la investigación sobre el cerebro. Es la Escuela Neurohistológica Española, Escuela Neurológica Española, Escuela de Cajal o Escuela de Madrid. En 1907 se crea la Junta de Ampliación de Estudios. Nacen laboratorios, centros de investigación y se crean becas para estudiar en el extranjero, propiciando condiciones para la vuelta y desarrollar lo aprendido. Asimismo, se atrae talento foráneo. Cajal preside la institución desde su creación hasta su fallecimiento. |
| 28. | Patriota. Cajal entiende la ciencia como la mejor forma de hacer prosperar a España y acercarla a los países desarrollados. Espoleado por la pérdida de Cuba y la crisis del 98, pone su genio a disposición del país: «El conquistador de la Naturaleza no solamente pertenece a la Humanidad, sino a una raza que se envanece con sus talentos, a una nación que se honra con sus triunfos y a una región que le considera como fruto selecto de su terruño». |
| 29. | Fuente inagotable de inspiración. Ante cualquier problema o adversidad, los cajalianos no dudamos en preguntarnos: ¿qué hubiera hecho Cajal ahora? |
| 30. | Inmortal. Fallece en su palacete de la calle Alfonso XII de Madrid a las 22:45 del día 17 de octubre de 1934. En ese preciso instante, Cajal se hace inmortal. |
Kranion es una revista de neurología y neurohumanidades. Desde su fundación por Feliu Titus en 20012 está inspirada en Cajal. Es una obviedad. Neurología, eclecticismo, materias inusuales, ensayos, ciencia y artes. Desde Kranion siempre se ha procurado acercar al lector a cuestiones relacionadas con la neurología que son ajenas a las revistas canónicas. Este número es buena muestra de ello. Don Santiago, que de niño y adolescente no quería ser médico, sino dibujante y pintor artístico, lo leería con agrado.