El cerebro humano en la era digital

Michele Matarazzo

Centro Integral de Neurociencias HM CINAC, Hospital Universitario HM Puerta del Sur, Madrid, España

*Correspondencia: Michele Matarazzo. Email: mmatarazzo.hmcinac@hmhospitales.com

Fecha de recepción: 01-07-2022

Fecha de aceptación: 01-09-2022

DOI: 10.24875/KRANION.M22000040

Disponible en internet: 31-03-2023

Kranion. 2023;18:3-4

Resumen

Contenido

Id previo:  289

El cerebro es un órgano enormemente plástico, con capacidad para adaptarse y modificar su función, e incluso su estructura, con el fin de responder a las necesidades de su entorno. El cerebro de un hombre de las cuevas de Altamira y el cerebro de un neurólogo del siglo XXI deben responder a demandas y funciones muy distintas, aunque compartan prácticamente la misma base genética. De la misma manera, todos los cerebros desde la aparición del Homo sapiens han tenido que adaptarse a su era y lo han hecho sin grandes dificultades gracias a la capacidad de nuestro sistema nervioso de crear conexiones y funciones en respuesta a las necesidades externas.

En consecuencia, no nos debe extrañar que los cambios socioculturales y de costumbres ocurridos en las últimas décadas, que a su vez nos proyectan a la llamada «era digital», conlleven cambios en nuestro cerebro.

A nivel global, la mayoría de los individuos están conectados de manera casi continua mediante múltiples aparatos digitales como ordenadores, tabletas, teléfonos u otros dispositivos inteligentes vestibles. En los últimos tiempos, esa conectividad se ha extendido incluso a los electrodomésticos que cada vez más se están incorporando a la revolución digital, transformándose en un nuevo medio para enviar y recibir información por medio de internet. Como resultado, en 2021 cada persona ha pasado en internet una media de 6 horas y 53 minutos al día.

Esta revolución ha tenido, está teniendo y va a tener consecuencias directas e indirectas en nuestro cerebro, en la manera en la que este funciona e incluso en su anatomía.

NUEVO ENTORNO, NUEVAS SINAPSIS. LA ADAPTACIÓN DEL CEREBRO A LA ERA DIGITAL

La transición de prehistoria a historia se considera ligada a la creación de un lenguaje escrito con la posibilidad de almacenar información de manera gráfica. A partir de ese momento (hace más de 5.000 años), el cerebro ha tenido la oportunidad de complementar el conocimiento almacenado con nueva información externa, pudiendo incluso ser esta transmitida a otras personas, a otros lugares y a otras generaciones. Desde el comienzo de la accesibilidad global a internet, cualquier individuo tiene acceso a una inmensa cantidad de datos de manera instantánea, que además ha ido aumentando de manera exponencial y convirtiéndose en algo inabarcable para un individuo. De esta manera, existe una clara desproporción entre la capacidad de almacenamiento y acceso a información externa, y la capacidad de almacenamiento y procesamiento de nuestro cerebro. Como consecuencia, cada vez más tendemos a aprender dónde y cómo acceder a la información, más que memorizarla. Las capacidades cognitivas de las nuevas generaciones estarán orientadas hacia una descarga de presión mnemónica a favor de una comprensión profunda y del desarrollo de habilidades para saber localizar la información que necesitan.

A pesar de las evidentes ventajas de poder ampliar nuestras capacidades con la digitalización, los efectos a largo plazo sobre los cerebros más jóvenes son inciertos. Hay múltiples estudios que destacan la reducción de la capacidad de atención de las generaciones definidas como «nativas digitales», así como el impacto del uso masivo de estas tecnologías en la integración social, la empatía y el comportamiento, que resulta controvertido y difícil de predecir13.

Desde el punto de vista neurológico está despertando mucho interés el estudio de las partes del cerebro que se ocupan de funciones hasta hace poco desconocidas, como el tecleo y el acto de escribir en una pantalla táctil. La integración de estas funciones en nuestro cerebro ha hecho que aparezcan también neologismos médicos como dystextia o dystypia (la dificultad para escribir en un dispositivo móvil o en un teclado, respectivamente). Estas alteraciones en general se asocian a déficits corticales del lenguaje (afasia)4, sin embargo también se han descrito casos de dystypia aislada5, lo que sugiere una representación cortical específica para estas funciones de más reciente adquisición.

En resumen, el mundo digital está cambiando nuestro cerebro de manera significativa, modificando su función y estructura. Los instrumentos digitales representan un upgrade significativo para el hombre y su cerebro, que puede usarlos para ampliar sus capacidades de almacenamiento y procesado, pero es importante vigilar los efectos que tendrán sobre las futuras generaciones.

EL IMPACTO FUTURO DE LA DIGITALIZACIÓN EN NUESTROS CEREBROS

Es evidente que el proceso de digitalización continuará avanzando en los próximos años y seguirá afectando a nuestros cerebros no solo de manera indirecta, sino también de manera directa cuando el objetivo de la interfaz cerebro-máquina llegue a concretarse de una forma más establecida.

En los últimos años se han realizado múltiples esfuerzos en investigación tanto en modelos animales como en humanos, dirigidos a posibilitar la comunicación directa entre la actividad neural y los ordenadores. Estos se han centrado principalmente en reestablecer funciones en sujetos con daño neuronal (movilidad o lenguaje en pacientes con parálisis), pero también en ampliar capacidades de sujetos sanos, mediante comandos cerebrales con la ayuda de herramientas digitales6,7.

El impacto potencial de estas tecnologías, tanto para ayudar a nuestros pacientes como en moldear nuestra sociedad y nuestros cerebros, es inimaginable, y el papel de los neurocientíficos y de los expertos en neuroética será fundamental para vigilar su desarrollo dentro de los límites éticos, legales y sociales.

Bibliografía

1. Nagata JM, Cortez CA, Cattle CJ, Ganson KT, Iyer P, Bibbins-Domingo K, et al. Screen time use among US adolescents during the COVID-19 pandemic: Findings from the Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD) Study. JAMA Pediatr. 2022;176:94-6.

2. Paulich KN, Ross JM, Lessem JM, Hewitt JK. Screen time and early adolescent mental health, academic, and social outcomes in 9- and 10- year old children: Utilizing the Adolescent Brain Cognitive DevelopmentSM (ABCD) Study. PLoS One. 2021;16:e0256591.

3. Marciano L, Camerini AL, Morese R. The developing brain in the digital era: A scoping review of structural and functional correlates of screen time in adolescence. Front Psychol. 2021;12:671817.

4. Sharma AK, Fridman S, Gleichgerrcht E, Sposato LA. Dystextia and dystypia as modern stroke symptoms: A case series and literature review. Clin Neurol Neurosurg. 2019;180:25-7.

5. Otsuki M, Soma Y, Arihiro S, Watanabe Y, Moriwaki H, Naritomi H. Dystypia: isolated typing impairment without aphasia, apraxia or visuospatial impairment. Eur Neurol. 2002;47:136-40.

6. Willett FR, Avansino DT, Hochberg LR, Henderson JM, Shenoy KV. High-performance brain-to-text communication via handwriting. Nature. 2021;593:249-54.

7. Mridha MF, Das SC, Kabir MM, Lima AA, Islam MR, Watanobe Y. Brain-computer interface: Advancement and challenges. Sensors (Basel). 2021;21(17):5746.

    Tiempos Editoriales

    El proceso editorial consta de 6 pasos:

    1. Recepción del manuscrito (indeterminado, dependiendo de que el autor cumpla con los requisitos): su objetivo es comprobar que el manuscrito cumple con las especificaciones de estas instrucciones para autores y que la documentación remitida está completa.

    2. Revisión editorial inicial (máximo 5 días hábiles): su objetivo es corroborar la pertinencia, actualidad, originalidad y aportación científica del manuscrito, así como la solidez metodológica y estadística del estudio. En este momento se someterá a un sistema electrónico de detección de plagio. Derivado de ello se podrá obtener un dictamen de rechazado o se enviará a revisión por investigadores pares.

    3. Revisión por investigadores pares (máximo 30 días hábiles): Se obtendrá la opinión de al menos dos personas expertas en el área en cuestión, quienes evaluaran los aspectos técnicos y metodológicos de la investigación

    4. Revisión editorial (máximo 7 días hábiles): su objetivo es tomar una decisión basada en la opinión de revisores pares. El dictamen puede ser rechazado, cambios mayores, cambios menores o aceptado. En el caso de cambios mayores o menores se someterá  nuevamente a evaluación por los revisores pares iniciales.

    5. Edición final (6 semanas): su objetivo es la edición técnica y lingüística (y traducción), maquetación de galeras, asignación del DOI, y corrección por parte del autor.

    6. Publicación adelantada: Todos los manuscritos serán publicados ahead of print en la página web de la revista en cuanto completen el proceso de edición, hasta ser incorporados en un número final de la revista.